Oscuro es, como mancha de panda, mi corazón


viernes, 13 de junio de 2008

Fragmentos verticales /Casí razón

Entre quien da y quien recibe, entre quien habla y quien escucha, hay una eternidad sin consuelo. El poeta lo sabe.



No me asusta hablar solo. Siempre he hablado solo. Todos los hombres hablan solos. Además, es probable que hablar con los otros sea otra forma de hablar solo. Y es posible que hasta el amor constituya otra variación del mismo soliloquio. Quizá la única alternativa de hablar solo sea el poema. O la oración, exista o no exista dios.


Sin concentración, silencio y soledad no puede haber poesía. Nada exige una fidelidad mayor, ni siquiera el amor o la religión. Sin embargo, todo eso no es suficiente: son condiciones externas. Falta la otra, la condición interna: el vuelco interior hacia lo desconocido, lo no evidente o lo inefable; la radical metamorfosis hacia el centro de la realidad; la consumación de algo equivalente a un nuevo sacramento, en el océano sin playas de las formas.

Roberto Juarroz

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