En tus ojos se mira el mar.
(mis besos como una procesión sobre tu espalda).
Tus ojos favorecen la eliminación del pudor en los pastores
y tu piel es tibia como las paredes del verano.
(tus besos son eficaz remedio casero contra el frío).
Tu cabello es un rebaño de ovejas en un monte de mi villa
y tu cuerpo una torre que asedia el enemigo en el invierno.
(tu boca es el huerto de mis besos).
Pero mañana el viento rozará tu frente y tu amor caerá como un durazno.
Mañana nos aguardara la Ceiba inútilmente.
No llegaremos un día de éstos.
Olvidaremos las promesas que hicimos bajo la lluvia inmensa.
Te casarás, tendrás hijos robustos, crepúsculos amables
y el otoño será un tumulto de grillos al unísono.
La Ceiba dará sombra a otra pareja
y en la memoria del viento persistirá una alondra taciturna.

Azaél Rodríguez
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